Este 12 de abril se cumplieron 350 años de la canonización de San Francisco de Borja, quien fue el IV duque de Gandia, III General de la compañía de Jesús y patrón de la ciudad desde el 1765. El Palau Ducal, además de ser casa natalicia del Santo duque, es uno de los principales referentes para poder conocer la historia de este singular y poliédrico personaje.

La relevancia adquirida por el bisnieto del papa Alejandro VI, no sólo en vida, sino después de su muerte con su ascenso celestial al 1.671, fue clave para que en 1890 la Compañía de Jesús adquiriera su casa natal mediante subasta pública. Fue a partir de esta fecha cuando comenzó la intensa rehabilitación que realizaron los jesuitas en el Palau Ducal, mediante la que se planteó un discurso entorno al personaje para dar a conocer su vida desde sus dos vertientes: la civil y la religiosa. De esta manera hoy en día podemos admirar grandes obras realizadas en estos años como las sargas del Salón de Coronas que representan escenas de su vida seglar como cortesano y IV duque de Gandia; del mismo modo que nos maravillamos con la impresionante Capilla Neogótica, consagrada en 1896, y dedicada a la espiritualidad del santo.

Sin embargo, la primera gran obra que se realiza en el Palau Ducal en honor a Francisco de Borja no fue impulsada por la Compañía de Jesús, sino por un descendiente suyo, el X duque de Gandía, Pascual Francisco de Borja y Ponce de León (1653 -1717). Se trata de la Galería Dorada, o también llamada «Obra nueva» por ser la última gran reforma realizada por un duque en el Palau Ducal.

La Galería Dorada se proyectó en un momento de recuperación económica gracias al matrimonio del X duque con Juana Fernández de Córdoba y Figueroa, una noble dama de familia adinerada. Gracias a la dote adquirida con la boda, Pascual Francisco de Borja vio la oportunidad de por fin realizar el homenaje que los Borja se merecían, y que desgraciadamente y por circunstancias derivadas de la crisi económica sufrida tras la expulsión de los moriscos, no se pudo llevar a cabo con anterioridad. Por este motivo, el ambicioso proyecto llegaba treinta años después de la canonización de su antepasado, entre los años 1703 y 1.716.

 

Para la construcción de la Galería Dorada se confió la dirección de las obras a Leonardo Julio Capuz, que consiguió mediante las cinco sucesivas salas divididas por portones ricamente decorados con rocallas, el efecto óptico llamado «punto de vista único», gracias al cual la galería parece más larga de lo que es en realidad. Las pinturas de los lienzos que decoran los techos fueron realizadas por el pintor Gaspar de la Huerta, que con un completísimo programa iconográfico, consiguió hacer un homenaje completo a la familia Borja, desde su grandioso pasado con los papas Calixto III y Alexandr VI, y con la culminación que significó la canonización de San Francisco de Borja. La guinda de la Galería Dorada la turba justo al final, con el magnífico pavimento cerámico de los cuatro elementos, joya de la cerámica barroca valenciana.

El Palacio Ducal es sin duda el lugar donde poder conocer de primera mano la historia de este enigmático personaje que fue San Francisco de Borja, y edificio fundamental para poder entender su trayectoria desde sus orígenes hasta llegar a ser el Borja más universal. Con motivo del 350 aniversario de la canonización de San Francisco de Borja, el Palau Ducal está preparando una programación con diferentes actividades que próximamente anunciaremos en nuestras redes y web. ¡Estad atentas y atentos!